El Romanticismo como tal no me interesó nunca y de esta enemistad tiene la culpa don José Zorrilla. Los odios y amores de juventud ya se sabe que nos marcan para toda la vida. Me interesa mucho el Romanticismo crítico y desolado de Larra, pero no soporto el Romanticismo festivalero, cementerial y facilón de Zorrilla. Ya digo que la casa era interesante por dentro, de un Romanticismo carcomido por esos bichos que se comen el terciopelo rojo del tiempo como en una borrachera permanente, igual que las erratas se comen el texto de aquellos poetas.