Yo nunca fui rechazado por la Academia porque nunca me presenté. Presentaban a un tal Umbral que follaba y decía tacos, que escribía libros hermosos y sucios, que se salía por arriba de todas las aduanas del diccionario. Lo que ha habido entre la Academia y yo, más que un rechazo mutuo, es un equívoco. Pero sigo con Víctor y otros titulares con medalla.