Fragmentos de Francisco Umbral
Recopilación de maricrónica
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Así como Lorca oscurece un poco a Alberti, Alberti, a su regreso a España, oscureció un poco a Cendoya, que desde entonces, qué entonces, vi...
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El único escritor profesional y reconocido en Madrid que teníamos en la provincia era Miguel Delibes desde su Premio Nadal. Pero Miguel no a...
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Coincido en una televisión con Concha Velasco. Pasamos una hora de espera, solos, charlando. Ella whisky y yo ginebra. «Estoy en una mala ed...
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Qué alivio, a medida que vamos abandonando misiones, en la vida. Ahora escribo frente a la ventana, comienzo un libro, un diario, no sé, alg...
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Esta duda nada metódica, esta circunstancia conflictiva de España viene de que el español no se encuentra bien instalado en su medio, en su ...
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El rey don Juan Carlos, con los demás, no sé cómo es, pero conmigo es cambiante. El Borbón borbonea, que es lo suyo. Nos vemos varias veces ...
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Yo nunca fui rechazado por la Academia porque nunca me presenté. Presentaban a un tal Umbral que follaba y decía tacos, que escribía libros ...
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Ahí queda su libro censurado, mancillado por los críticos y los jueces, mutilado e inmortal, como un puñado de hojas que el otoño ha reunido...
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El hombre vive desgarrado entre las dos vías más profundas de conocimiento directo del mundo, la oral y la sexual, que la evolución ha situa...
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—Mira, Asís, estamos asistiendo a una constante de la historia. Olivares prescinde de Quevedo cuando se le antoja. Y, por venir más cerca, A...
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Morisco del Hondo Sur, por su madre, cortisonado y retórico, Felipe González se me presenta hoy, en uno de tantos encuentros madrileños, per...
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Otros domingos me quedaba en casa, con la fiebre de las amígdalas y la garganta florecida de medicinas, viendo en el techo las sombras de la...
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Los regeneracionistas, los arbitristas, los reformistas, como Ganivet, Costa, Cellorigo, Mallada, Picavea, etc., nos hablan siempre de un pr...
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EL REY Y LA REINA Tormenta republicana, duelo al sol, clamor popular, griterío en los periódicos, querella monárquica, me sumo a la balasera...
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Y luego, devuelto ya a este libro, tendría que glosar (puesto a glosar mi presente inactual) un artículo feminista que trae la prensa de hoy...
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En Europa, algunos intelectuales se han alzado pidiendo la vuelta del latín religioso. Ya Valle-Inclán nos mostraba en Divinas palabras cóm...
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ANOCHE bailamos hasta las cuatro. El actor cansado, el periodista enfermo, la muchacha rubia de los grandes senos, la mujer bellamente, juve...
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Estamos en época de matanza, cosa de la que nadie se acuerda aquí en la metrópoli, porque, como decía Pemán, lo malo de la civilización es q...
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El Romanticismo como tal no me interesó nunca y de esta enemistad tiene la culpa don José Zorrilla. Los odios y amores de juventud ya se sab...
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De madrugada, la luna anda saltando de árbol en árbol, como una lechuza blanca, a medida que el tren avanza, da vueltas y revueltas, y en cu...
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Del término movida , el más hermoso participio creado por el cheli, nos ocuparemos ampliamente en su momento. Puede anticiparse que sus oríg...
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EL APIO como un duende por la casa, el vino discurriendo en lagartijas rojas, los ajos como pedrisco, en toda la cocina, el pimentón en regu...
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Carlo, escaso, barbita sucia, proxeneta, bizqueando, le sonreía con dientes de hambre, venía por entre las mesas hacia la barra, hacia él, c...
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A Juan Luis Cebrián le había conocido yo por las redacciones de Madrid — Informaciones , Pueblo —, siempre primero de la clase, siempre rubi...
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A uno, naturalmente, le gusta más el Valle novelista, pero a ambos los estudio con igual detenimiento y placer. Mi libro no es que carezca d...
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—Tú eres Pedro. —Tú eres Jonás. Estaban orinando hombro con hombro y de pronto se reconocieron, aunque no se veían desde la escuela. Saliero...
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—¿Y usted qué quiere, joven? —Hacerle una entrevista para provincias. —Pepe Ortega ha escrito sobre la redención de las provincias. Las prov...
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YO había vivido el tardofranquismo a la sombra de las muchachas rojas. Noches de Oliver, presididas por la trasnochatriz María Asquerino, co...
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Quevedo, Larra, Ramón Gómez de la Serna. De entre toda la literatura madrileña, copiosa, revuelta, caliente, habladora, esos tres nombres. Q...
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En la banda reinaba el desconcierto. Dupont y yo, al atardecer, cruzamos el río por el puente y nos fuimos a casa. Nadie nos dijo nada. Íbam...
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Lo de Libertad era como un gañido en mitad de la calle, pero el público de la ciudad apenas si se interesó por el nuevo periódico (que en ge...
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Los intelectuales exquisitos, los que iban todas las noches a la bodeguiya a pedir un cargo en Estrasburgo, los editorialistas profesionales...
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